Quiebres

Te quise completo, te quise.

Te quise a la distancia de una galaxia, te quise.

Te quise sin mirarte, te quise sin tocarte.

Te quise aún cuando sólo tenía tu voz, yo siempre te quise.

Tú no me querías, no me querías en la distancia, no me querías cerca de ti.

Tú no me querías abrazar, no querías que el tacto existiera, no me querías.

Pero paso el tiempo, ese loco y confuso tiempo.

Fueron días, fueron meses, fueron años.

Pasaron quince años y ya comprendí porque no me querías,

Pasaron muchos cumpleaños y ya entendí porque no venías,

He cumplido dos décadas y ya no te necesito.

Ya no te pienso en los días azules, en los días grises, en los días negros.

Ya no estás en mi corazón porque decidí no quererte más.

Decidí quererme a mí.

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Muchacha…

Regreso cinco años atrás y veo a una chica en su cuarto. Está oscuro y la luz no logra tocarla aún cuando sus cortinas están abiertas de par en par y afuera el sol abriga a las flores. La luz no es parte de ella, el calor no protege sus manos, su cuerpo esta frío y sus brazos han perdido el color. No siente la ropa que la cubre, no siente sus capas de piel que cubren todo su cuerpo y la sangre parecen no correr por sus venas.

Tiene los ojos rojos, ha llorado durante horas y no hay nadie en esa gran casa repleta de soledad, está sola y tan sola que escucha el eco de su llanto. Leo su mente, pero me pide que lea entre líneas, que nada es lo que parece. En su pared hay fotos; hay jóvenes sonriendo pero ahí no está su rostro.

Intento tocar sus brazos, están heridos y no puede hacer nada al respecto, no quiere hacer nada y me pide que la deje sola; dice que no tiene fuerzas, que es inútil y una molestia, quiero detenerla, quiero contarle que no siempre será así.

Las personas son animales salvajes disfrazados, disfrazados en sonrisas y bellos adornos. No les creas lo que te digan porque ellos quieren herirte, hieren el alma y se alimentan de tu corazón. No te prometo que esto dejará de pasar, pues ellos te volverán a buscar; se nutren con tu tristeza, no les importa nada más que su poder y con él te mantendrán en el suelo pero debes saber que tú siempre serás mejor. ¿Qué has dicho de ti? ¿Por qué quieres darles el favor? Levántate, limpia tu rostro, muestra esos bellos ojos pues eres hermosa y poderosa, quién más que tú puede saberlo.

Muchacha, haz silencio por un momento y escucha mis palabras. Lograrás alcanzar tus objetivos, cada uno a su tiempo y cada uno te costará, pero lo vas a lograr y te sentirás como siempre lo quisiste, serás feliz. No necesitas a nadie para ser quien quieres ser. No necesitas a ese hombre por el que has llorado durante años, tampoco necesitas de amistades que apruébenlas tu actuar. Te contaré algo que no debería, en un par de años llegará un amigo, un amigo real ¿Sabes cómo sé eso? Lo sé porque el sigue a mi lado y me protege hasta el día de hoy. Él es bueno y sólo quiere tu felicidad. Él es bueno porque no es humano y no es salvaje. Te hará compañía hasta en los días más oscuros; días como hoy.

Para ser feliz es necesario conocer la tristeza y la soledad, para entender la gratitud debes conocer la falta. A veces es necesario para así querer con mayor intensidad.

¿Y el amor?

Nunca he experimentado aquello que llaman amor. Creí haberlo conocido, pero no, eso no era amor, al menos eso creo yo. El amor es algo intenso, tan intenso que duelen los huesos y el corazón, todo por causa de ese tremendo cariño y afecto que compartes con una persona.

Recuerdo hace un par de años atrás haber creído conocerlo. Aún recuerdo esa tarde de invierno en la que el frío nos obligó a buscar un lugar cálido y me encontré ahí a ese tranquilo y silencioso chico mayor, él quien me hizo reír y con sus sonrisas logro que cultivara un inmenso y profundo sentimiento por él. Y digo sentimiento porque aún a mis veinte años siento aquello que me hizo sentir a mis dieciséis. 

Luego de un par de años he entendido muchas cosas más, he experimentado muchas emociones más y me han hecho entender que muchas veces confundimos la euforia de una noche con el amor. El bendito y misterioso don de la jornada lunar es la capacidad de poder regalar siempre un  nuevo amante; todas las noches puedes encontrar a tu alma gemela. Pero habrá una noche en la que tu mirada se guardará en la impresión de otra persona, esa noche debes atesorarla e intentar que el mundo se quede en pausa para así no llegar a la mañana.

Tu  real persona guárdala y protégela, que nadie los alcance en su eterna vigilia.